Joaquina Iniguez Ulloa

Joaquina Íñiguez Ulloa, un faro de amor y fe, falleció en paz el 17 de Noviembre de 2025, a los 77 años, en Perris, California, rodeada del cariño de su amada familia. Nacida el 16 de agosto de 1948 en la histórica ciudad de Zacatecas, Joaquina fue la querida hija de los difuntos Florentino Íñiguez y Adelaida Ulloa. Su vida fue un hermoso ejemplo de devoción a su familia, su fe y su comunidad.
La vida de Joaquina estuvo marcada por una gozosa entrega a su familia. Fue la amada esposa del difunto Irineo David González Armas, con quien compartió una vida de amor y compañerismo. Juntos, criaron una maravillosa familia, dejando un legado a través de sus hijos: David, Arturo, Omar, Adolfo, Héctor, Joaquín, Bertha, Mónica, Janete, María Ester y Ariana. Cada uno de sus hijos fue un testimonio de su amor inquebrantable y de los valores que les inculcó. Su entusiasmo por la vida se reflejaba en sus pasiones. Joaquina encontraba una inmensa alegría en los sencillos placeres de cocinar, creando con sus manos platillos que nutrían cuerpo y alma. Cantar y bailar eran sus formas favoritas de expresar la música de su corazón, especialmente cuando se trataba de canciones de mariachi que evocaban su herencia cultural. Era una mujer cuya risa y canto iluminaban cualquier lugar, uniendo a la gente en celebración.
La fe de Joaquina era el pilar de su existencia. Era un miembro fundamental de su comunidad parroquial, donde no solo era una feligresa, sino una vibrante fuente de compasión y servicio. Su participación en los grupos de la iglesia demostraba su dedicación a su fe y a la comunidad que tanto amaba. Predicaba con el ejemplo, mostrando bondad y ofreciendo su ayuda a quien la necesitara. Quienes conocieron a Joaquina la recordarán siempre como una persona amorosa, llena de fe y bondadosa. Tenía una extraordinaria capacidad para ver lo bueno en los demás y para irradiar calidez dondequiera que iba. Su espíritu fue una luz guía que seguirá brillando en los corazones de todos los que tuvieron la dicha de conocerla.
Al despedirnos de Joaquina Íñiguez Ulloa, celebramos una vida plena, la de una matriarca que forjó la historia de su familia con una fortaleza serena y un amor inquebrantable. Su memoria será atesorada y honrada por todos aquellos cuyas vidas tocó. El legado de amor, alegría y fe de Joaquina perdurará, una presencia reconfortante que permanece con nosotros incluso en medio del duelo por su partida. La extrañaremos profundamente, pero el impacto de su vida perdurará, testimonio de una vida llena de propósito y amor.