Araceli Lopez Bejarano

With deep sorrow, we announce the passing of Araceli "Ara" Lopez, who left us peacefully on October 1, 2025. Born on May 9, 1962, Ara was a beacon of light, displaying generosity, kindness, and unity in her daily life. She touched the hearts of many with her happy, warm, loving, funny, and caring personality.

Araceli is survived by her loving husband, Maximiliano Lopez, her devoted children – Ashley Lopez, Maximiliano Lopez Jr., and Veronica Lopez. She leaves behind a cherished legacy in her grandchildren – Andres Munguia, Anmari Lopez, Alene Lopez, and Alina Olmos. Ara also leaves behind her sisters, Estela Soriano, and Luz Olivas, and her brother Ignacio Bejarano. She was predeceased by her parents, Alberto and Angelica Bejarano and her two brothers, Manuel and Alberto Bejarano.

Among Ara's many passions, crocheting stood out. She crafted baby blankets for nearly everyone she knew, transforming this hobby into one of her greatest accomplishments. A woman of strength, Ara taught us to love one another despite our differences. She found joy in caring for her family, friends, and community, and embraced her role in their lives with pride and joy.

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Con profundo dolor y a la vez con gratitud por haberla tenido en nuestras vidas, anunciamos el fallecimiento de Araceli “Ara” López, quien partió en paz el 1 de octubre de 2025. Nacida el 9 de mayo de 1962, Ara fue un faro de luz para todos los que la rodearon, irradiando generosidad, bondad y unión en cada uno de sus días. Tocó los corazones de muchos con su alegría contagiosa, su calidez, su amor incondicional, su sentido del humor y su espíritu siempre dispuesto a ayudar.

Araceli deja en este mundo a su amado esposo, Maximiliano López, y a sus hijos – Ashley López, Maximiliano López Jr. y Verónica López – quienes siempre fueron su mayor tesoro. Su legado de amor y ternura vive en sus nietos – Andrés Munguía, Anmari López, Alene López y Alina Olmos – quienes llevarán siempre en el corazón el ejemplo de su abuela. Ara también deja a sus queridas hermanas, Estela Soriano y Luz Olivas, y a su hermano Ignacio Bejarano. En el cielo se reúne con sus padres, Alberto y Angelica Bejarano y sus dos hermanos Manuel y Alberto Bejarano, a quienes siempre llevó en el pensamiento.

Entre las muchas pasiones de Ara, el tejido de crochet brillaba con luz propia. Con sus manos tejió mantas para bebé que abrigaron a casi todos los que tuvieron la fortuna de conocerla, convirtiendo este sencillo pasatiempo en un acto de amor y en uno de sus mayores legados. Mujer de admirable fortaleza, Ara nos enseñó a amarnos y a respetarnos, incluso en la diferencia. Su mayor alegría era cuidar de su familia, amigos y comunidad, y lo hacía con un orgullo y una entrega que llenaban de calidez cada rincón de su vida.

Hoy celebramos su vida y la recordamos con amor, sabiendo que su ejemplo y su cariño permanecerán para siempre en quienes tuvimos el privilegio de conocerla.