Obituary published on Legacy.com by Ferrara Colonial Mortuary - Orange on Nov. 19, 2025.
Luis Melgoza Sepúlbeda, un ejemplo de fortaleza y dedicación, partió de este mundo el 18 de octubre de 2025 en
Orange, California, dejando un legado de amor, trabajo y recuerdos inolvidables. Nació el 6 de julio de 1938 en Acuitzeramo, Michoacán, México, y a lo largo de sus 87 años, demostró el poder de la perseverancia y la importancia de la familia.
La trayectoria de Luis comenzó en el humilde entorno de Acuitzeramo, donde creció y asistió a la escuela, sentando las bases de la extraordinaria vida que llevaría. Fue allí donde conoció a su alma gemela, Josefina Cortez, en su adolescencia. Su conexión fue innegable y, tras un año de noviazgo, se casaron en 1958, emprendiendo un viaje que los llevaría a celebrar más de 67 años de matrimonio. Juntos, formaron una familia que creció hasta incluir cinco hijos: Heriberto, Juvenal, Luis, Armando y Roberto, dos hijas, Lourdes Chávez y Josefina Mondragón; y una nieta, Mayra Cortés, a la que crio como su propia hija.
A los 16 años, Luis abrazó la ambición y la valentía, mudándose a Estados Unidos a través del Programa Bracero en busca de mejores oportunidades. A pesar de los desafíos, mantuvo una firme conexión con sus raíces y regresando a México cada que podía para estar con su familia, pudo traer a sus hijos para que ellos trabajaran y construyeran sus vidas. Su compromiso de cuidar de sus seres queridos fue inquebrantable, y en 1989, trajo a su esposa y a su hija menor a Estados Unidos, uniendo a su familia por completo en la búsqueda del sueño americano.
Durante más de 30 años, Luis se dedicó a la industria automotriz como operador de maquinaria hasta su jubilación en el año 2000. Su ética de trabajo era inquebrantable. Era el epítome de la vieja escuela, donde el compromiso y la confiabilidad no eran solo palabras, sino una forma de vida. En su jubilación tubo el gozo de disfrutar mas a sus nietos, consintiéndoles sus caprichos, mirar los episodios de Tom & Jerry con sus nietas era uno de sus mejores pasatiempos.
El entusiasmo de Luis por la vida era contagioso. Era un ser social, con un amplio círculo de amigos y una pasión por organizar reuniones. Su hogar era un centro de alegría, lleno del aroma de sus famosas carnitas y el gusto de tener junta a su familia organizando sus carnes asadas. Luis recibía a todos en su mesa, compartiendo historias, risas y sabiduría con una cerveza fría y un tequila blanco.
En su juventud, Luis encontró consuelo en la compañía de sus caballos y se enorgullecía de cuidar su hogar en México. Estos momentos moldearon al hombre que se convertiría en un querido patriarca, alguien que expresaba su amor de maneras únicas, a menudo con una apariencia brusca que desmentía el profundo cariño que sentía por su familia.
El legado de Luis continúa a través de sus 27 nietos y 19 bisnietos, cada uno de ellos testimonio de su profundo impacto y del amor que tan generosamente compartió. Aunque le precedió en la muerte su hijo, Roberto Melgoza, su espíritu de resiliencia y la alegría que encontró en los placeres sencillos de la vida perduran.
Hoy celebramos a Luis Melgoza Sepúlbeda, un hombre que nos enseñó que la verdadera medida del éxito reside en los corazones que tocamos y en la familia que apreciamos. La suya fue una vida plena, llena de propósito y rebosante de amor. Honremos su memoria viviendo cada día con la misma pasión y dedicación que él demostró a lo largo de su extraordinaria trayectoria.
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