Mary Duenas

Mary Dueñas, un faro de alegría y fortaleza, falleció en paz el 9 de noviembre de 2025 en Colton, California, rodeada del amor de su familia. Nacida el 25 de junio de 1965 en la vibrante ciudad de Guadalajara, la vida de Mary fue un testimonio del poder del optimismo y la resiliencia del espíritu humano. Su contagiosa sonrisa y su energía inagotable la caracterizaban, dejando huella en todos aquellos que la conocían. Su resiliencia y fortaleza se manifestaban en todos los aspectos de su vida, y afrontó cada desafío con gracia y determinación. Su amor por el baile y el aeróbic era más que un pasatiempo; era una pasión que la acompañó toda la vida y que la mantuvo joven de espíritu durante más de 40 años. Su entusiasmo por la vida solo era comparable a su amor por el pozole, un platillo que disfrutaba con deleite y que a menudo compartía con sus seres queridos.
Fue una esposa muy querida para Jorge Rodríguez, con el cual procrearon cuatro maravillosos hijos: Jorge, Daniel, Evelin y Lizeth a los que inculco valores morales y espirituales. Mary fue una hija devota de sus difuntos padres, Jesús Dueñas y Teresa Carrazco, y una figura entrañable para muchos. Su sencillez, su capacidad para encontrar alegría en los pequeños detalles y su generosidad la convirtieron en un pilar de su comunidad y un ejemplo para quienes la conocieron. Viajar fue uno de los mayores placeres de Mary en sus últimos años.
Recorrió el mundo con el corazón abierto y con un gran deseo de conocer nuevas culturas, regresando siempre con historias que cautivaban e inspiraban. Su capacidad para disfrutar plenamente de la vida, con mínima necesidad de lujos, fue una lección de contentamiento y gratitud que transmitía con naturalidad a los demás. La bondad de Mary no conocía límites. Era la personificación de la bondad: siempre amable, cariñosa y atenta. Su presencia era fuente de consuelo y felicidad, y sus acciones se guiaban por el amor y la consideración hacia los demás. Al despedirnos de Mary Dueñas, celebramos una vida llena de propósito, amor y una extraordinaria capacidad para la alegría. Su legado es de amor y bondad, un recordatorio para todos de afrontar la vida con un corazón alegre y un espíritu bondadoso. El recuerdo de Mary seguirá brillando con fuerza en los corazones de quienes la conocieron, y su ejemplo perdurará como una luz que guía a las generaciones venideras. Su partida deja un vacío irremplazable, pero los recuerdos de su naturaleza amorosa y su consideración seguirán brindándonos consuelo e inspiración. Descansa en paz, querida Mary; tu camino fue de belleza y gracia, y te extrañaremos prefundamente