Paula Vivar

Homenaje a la vida de mi madre, Paula Vivar

Mi madre, Paula Vivar, fue hija de Ubenceslao Martínez y Secundina Vivar, nacida en Santa Catarina Mita, Jutiapa. Fue la segunda de cuatro hermanas. A los 15 años, perdió a sus padres, quedando al cuidado de sus dos hermanas menores. A los 20 años, contrajo matrimonio con mi padre, Pedro Mazariegos, con quien tuvo tres hijos y seis hijas.

La vida le presentó grandes desafíos: quedó viuda a los 42 años y un año después perdió a su tercer hijo, José Luis Mazariegos. La pérdida de José Luis la devastó profundamente, y en sus propias palabras, fue uno de los dolores más grandes que pudo experimentar en su vida.

Por ello, siempre he dicho que mi madre fue una mujer extraordinaria, una luchadora, guerrera y valiente. A pesar de sus dificultades y tormentos, asumió con amor el rol de madre y padre para sus hijos. Gracias a estas cualidades, mi madre siguió luchando hasta sus últimos momentos, a la avanzada edad de 105 años.

Deja atrás a sus siete hijos: Aldina Mazariegos, Gloria Mazariegos, Consuelo De León, Pedro Mazariegos, Santos Monterroso, Marta Barillas y Aura Buendía. Su legado perdura no solo en sus hijos, sino también en sus 40 nietos, 77 bisnietos y 22 tataranietos.

Su vida es un ejemplo de fortaleza, amor y perseverancia. Una madre es la persona más importante en la vida de todo ser humano, sin importar el tiempo que pase. Desde niños, nos hace sentir protegidos del peligro, y de adultos, siempre tiene el consejo justo, resultado de su eterna sabiduría y experiencia con la vida. Lamentablemente, las madres no son eternas, y como todos los seres vivientes, tienen su principio y su final.

Madre de mi corazón, me acostumbré tanto a estar a tu lado, pero también me enseñaste a ser fuerte y a enfrentar los momentos difíciles de la vida. Siempre vivirás en mi corazón, y seguirás reinando hasta el último latido de mi ser.

Descansa en paz, madre querida. Que su alma descanse en paz.

Tribute to the life of my mother, Paula Vivar

My mother, Paula Vivar, was the daughter of Ubenceslao Martinez and Secundina Vivar. Born in Santa Catarina Mita, Jutiapa, she was the second of four sisters. At the age of 15, she lost her parents, leaving her to care for her two younger sisters. At the age of 20, she married my father, Pedro Mazariegos, with whom she had three sons and six daughters.

Life presented her with great challenges: she was widowed at 42, and a year later, she lost her third son, José Luis Mazariegos. The loss of José Luis devastated her deeply, and in her own words, it was one of the greatest pains she ever endured.

For this reason, I have always said that my mother was an extraordinary woman-fighter, warrior, and brave. Despite her difficulties and suffering, she lovingly assumed the roles of both mother and father to her children. Thanks to her resilience and strength, my mother continued to fight until her last moments, living to the remarkable age of 105.

She leaves behind her seven children: Aldina Mazariegos, Gloria Mazariegos, Consuelo De León, Pedro Mazariegos, Santos Monterroso, Marta Barillas and Aura Buendía. Herlegacy lives on not only in her children, but also in her 40 grandchildren , 77 great-grandchildren and 22 great-great-grandchildren.

Her life is a shining example of strength, love, and perseverance. A mother is the most important person in the life of every human being-regardless of age. From childhood, she makes us feel protected from danger, and as adults, she always offers the right advice, born from her eternal wisdom and life experience. Unfortunately, mothers are not eternal, and like all living beings, they have a beginning and an end.

Mother of my heart, I became so accustomed to being by your side, but you also taught me to be strong and to face life's difficult moments. You will always live in my heart, and your reign will continue until the last beat of my own.

Rest in peace, dear mother. May her soul rest in eternal peace.