Rosa Julia Zorrilla Garcia

Born in April 12, 1952, in Estancia Nueva, a rural town in the region of Santiago de los Caballeros, cofounded by her maternal grandfather a century prior, Rosa Julia Zorrilla Garcia, exemplary and loving mother, godmother, sister, aunt, daughter, community activist, businesswoman, housing advocate, champion for our cultures and immigrant rights. She believed in the power of education to transform lives and alleviate poverty.

She emigrated to New York City, USA in 1978 to meet her mother and siblings, and shortly after married and had her family. For 30 years, she worked as a factory worker on the assembly line floor, hairdressing dolls with other immigrant women, including a few sister-in-laws and neighborhood women at The Alexander Doll Company. The days were long, taxing and wages were based on piece work for her and countless of her friends and neighbors. Her time ended abruptly in 1998, when the company outsourced its production to China.

By this time, her two daughters were enrolled in college and her son was in elementary school. She continued to work as a community activist as she substituted her earnings from her surviving pension and benefits. She supplemented her earnings being one of the most accomplished salespersons for Avon Products, Inc. At her height of her selling career, she had a team of over 20 women working for her selling Avon Products throughout the 1980s and 1990s.

In late 1990s, She decided to go back to night school to learn English and take GED classes and computer science courses at City College of New York, where she earned several certificates completing her basic studies. She enjoyed learning and believed in education. She brought her previous diplomas from her studies at Academia de Belleza MissKey/ MissKey Beauty Academy from Santiago de Los Caballeros, Dominican Republic. She was a trained professional cosmetologist, and also worked for Dominican Hair Salons in New York City in the early 1980s on the weekends; shortly after, she decided to work for herself at home.

Rosa spent her last twenty years working tirelessly for her community as a political, education and housing activist. Through the Housing Urban Development (HUD) TIL Program in New York City, she was a community manager and leader. She was the President of her Tenant Association and held the title to their 25-unit apartment building. She would lead meetings, organize campaigns and manage the property throughout the duration of her tenure until she became ill. She was an excellent property manager and a fierce negotiator.

Her entrance into politics occurred when her daughter introduced her to Mark Levine, now the current Manhattan Borough President; at that time, 2001, Mr. Levine was running for the local City Council seat, and from then on she became a grassroot organizer and campaign specialist; Ms. Zorrilla did voter registration drives and citizenship application drives: she would park her fold out table between 135th Street and 134th Street and Broadway and help people fill out their forms–ranging from immigration to voter forms. She would later recruit her sisters, neighbors and friends to join in and mobilize people-mainly Dominican-American women. They created their own organization of Dominican Women Political Action groups, and began to support candidates, including but not limited to her longtime friends, Congressman Adriano Espaillat, Councilwoman Carmen De LaRosa, New York City Department of Transportation Commissioner Ydanis Rodriguez, and State Senator Robert Jackson.

She served the West Harlem Chapter of the Democratic Party for over 20 years, as their treasurer, recruiter and she was also well known for making the best potato salads at the fundraising and holiday events. She was loved by many in her community; she exuded a loving heart, a cheerful giver, abundant in her mother's wisdom, yet an astute businesswoman.

She was a lifelong member of The Annunciation Catholic Church of West Harlem on 133rd Street and Convent Avenue in New York, New York, where she baptized all her children and served all holy sacraments; she was a very devoted Catholic, a pillar of her community and a God-fearing woman, full of joy, love, and with a life's purpose to better the plight of the vulnerable.

Rosa Zorrilla leaves behind her beloved three children, whom she dotted after Ms. Jasmine J. Ortiz, Madelyne Ortiz and Jessie A. Ortiz; her adopted daughter Jacqueline Ortiz Albino; son-in-law Miguel Angel Albino; two grandchildren: Jacqueline Stephanie Albino, Jordy Albino; former husband, Julio A. Ortiz. Her beloved sisters: Lucia Altagracia Zorrilla Garcia, Maria Estrella, Isabel Zorrilla; her brothers, Santo Zorrilla, Elio Munoz. She also left three sister-in-laws and five brother-in-laws. She leaves behind over 40+ beloved nieces and nephews and 100+ cherished cousins. She was godmother to Emerson Ortiz, Eli Hidalgo Ortega, Jessie Tavares, and numerous more godchildren in her town of Estancia Nueva, Santiago de Los Caballeros, Dominican Republic. She was predeceased by her mother, Aurelinda Garcia and father, Santo Zorrilla, her brother Ariel Marte, her grandson Edwin Miguel Albino, and life partner, Rafael Vasquez. May her life be a blessing and a testament to the world.

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Nacida el 12 de abril de 1952, en Estancia Nueva, pueblo rural de la región de Santiago de los Caballeros, cofundado por su abuelo materno un siglo antes, Rosa Julia Zorrilla García, ejemplar y amorosa madre, madrina, hermana, tía, hija, activista comunitaria, empresaria, defensora de la vivienda, defensora de nuestras culturas y los derechos de los inmigrantes. Creía en el poder de la educación para transformar vidas y aliviar la pobreza.

Emigró a la ciudad de Nueva York, EE. UU. en 1978 para unirse a su madre y sus hermanos, y poco después se casó y tuvo su familia. Durante 30 años, trabajó como obrera de fábrica en la línea de montaje, peinando muñecas con otras mujeres inmigrantes, incluidas algunas cuñadas y mujeres del vecindario en The Alexander Doll Company. Las jornadas eran largas, los impuestos eran exigentes y los salarios se basaban en el trabajo a destajo para ella y para innumerables amigas y vecinas. Su tiempo terminó abruptamente en 1998, cuando la empresa subcontrató su producción a China.

En ese momento, sus dos hijas estaban matriculadas en la universidad y su hijo estaba en la escuela primaria. Continuó trabajando como activista comunitaria mientras sustituía sus ingresos por su pensión y beneficios de supervivencia. Complementó sus ganancias siendo una de las vendedoras más exitosas de Avon Products, Inc. En el apogeo de su carrera vendedora, tenía un equipo de más de 20 mujeres trabajando para ella vendiendo productos Avon durante las décadas de 1980 y 1990.

A fines de la década de 1990, decidió regresar a la escuela nocturna para aprender inglés y tomar clases de GED y cursos de informática en el City College de Nueva York, donde obtuvo varios certificados al completar sus estudios básicos. Disfrutaba aprendiendo y creía en la educación. Trajo sus diplomas anteriores de sus estudios en la Academia de Belleza MissKey/ MissKey Beauty Academy de Santiago de Los Caballeros, República Dominicana. Era una cosmetóloga profesional capacitada y también trabajaba para los salones de belleza dominicanos en la ciudad de Nueva York a principios de la década de 1980 los fines de semana; poco después decidió trabajar por su cuenta en casa.

Rosa pasó sus últimos veinte años trabajando incansablemente por su comunidad como activista política, educativa y de vivienda. A través del Programa TIL de Desarrollo Urbano de Vivienda (HUD) en la ciudad de Nueva York, fue líder y administradora comunitaria. Ella era la presidenta de su asociación de inquilinos y ostentaba el título de su edificio de apartamentos de 25 unidades. Ella dirigiría reuniones, organizaría campañas y administraría la propiedad durante su mandato hasta que se enfermara. Era una excelente administradora de propiedades y una negociadora feroz.

Su entrada a la política se produjo cuando su hija le presentó a Mark Levine, ahora presidente del condado de Manhattan; en ese momento, 2001, el Sr. Levine se postulaba para el puesto del Concejo Municipal local y desde entonces se convirtió en organizadora de base y especialista en campañas; La Sra. Zorrilla realizó campañas de registro de votantes y campañas de solicitud de ciudadanía: estacionaba su mesa plegable entre las calles 135 y 134 y Broadway y ayudaba a las personas a completar sus formularios, desde formularios de inmigración hasta formularios de votantes. Más tarde reclutaría a sus hermanas, vecinas y amigas para que se unieran y movilizaran a la gente, principalmente mujeres dominico-estadounidenses. Crearon su propia organización de grupos de Acción Política de Mujeres Dominicanas y comenzaron a apoyar a candidatos, incluidos, entre otros, sus viejos amigos, el congresista Adriano Espaillat, la concejal Carmen De LaRosa, el comisionado del Departamento de Transporte de la ciudad de Nueva York, Ydanis Rodríguez, y el senador estatal Robert Jackson.

Trabajó en la sección de West Harlem del Partido Demócrata durante más de 20 años, como tesorera y reclutadora, y también era conocida porque preparaba las mejores ensaladas de papas en los eventos festivos y de recaudación de fondos. Muchos en su comunidad la querían; irradiaba un corazón amoroso, una persona bondadosa y alegre, abundante en la sabiduría de su madre, y a la vez una astuta mujer de negocios.

Fue miembro de toda la vida de la Iglesia Católica de la Anunciación de West Harlem en la calle 13 y Convent Avenue en Nueva York, Nueva York, donde bautizó a todos sus hijos y sirvió todos los santos sacramentos; era una católica muy devota, un pilar de su comunidad y una mujer temerosa de Dios, llena de alegría, amor y con el propósito de mejorar la situación de los vulnerables.

Rosa Zorrilla deja atrás a sus queridos tres hijos, a quienes adoro: la Sra. Jasmine J. Ortiz, Madelyne Ortiz y Jessie A. Ortiz; su hija adoptiva Jacqueline Ortiz Albino; yerno Miguel Ángel Albino; dos nietos: Jacqueline Stephanie Albino, Jordy Albino; ex esposo, Julio A. Ortiz. Sus queridas hermanas: Lucía Altagracia Zorrilla García, María Estrella, Isabel Zorrilla; sus hermanos, Santo Zorrilla, Elio Muñoz. También dejó tres cuñadas y cinco cuñados. Deja atrás a más de 40 queridos sobrinos y sobrinas y más de 100 queridos primos. Fue madrina de Emerson Ortiz, Eli Hidalgo Ortega, Jessie Tavares y muchos ahijados más en su pueblo de Estancia Nueva, Santiago de Los Caballeros, República Dominicana. Fallecieron antes, su madre Aurelinda García y su padre, Santo Zorrilla, su hermano Ariel Marte, su nieto Edwin Miguel Albino y su compañero de vida, Rafael Vásquez. Que su vida sea una bendición y un testimonio para el mundo.