Carlos Medrano Murgueytio

ENGLISH

Carlos Daniel Nicolas Medrano Murgueytio, age 55, passed away on December 5, 2025, in Atlanta, Georgia, surrounded by the love and support of his family. Born on September 10, 1970, in Lima, Peru, Carlos was known for his warm heart, generous nature, and unwavering commitment to both his loved ones and his professional journey. He lived a life filled with kindness, resilience, and joy — touching countless lives along the way.

Carlos spent his early years in Chincha, Peru, where he attended Colegio Nuestra Señora de Guadalupe for elementary school and later graduated from Colegio Industrial JFK. He continued his education at the Instituto San Ignacio de Loyola (ISIL) in Lima, establishing the foundation for an entrepreneurial future shaped by discipline, determination, and a strong work ethic. In 2000, Carlos made the courageous decision to migrate to the United States in pursuit of new opportunities. Through dedication and perseverance, he built a distinguished 25-year career in the restaurant industry. He joined La Parrilla Mexican Restaurant, where his commitment and leadership were quickly recognized. In 2004, he was promoted to manager—a role in which he excelled—and by 2009, he had earned a partnership and opened his own successful La Parrilla location in Norcross, GA. His journey from employee to owner reflects his vision, perseverance, integrity, and entrepreneurial spirit and dedication, transforming his career into an inspiring legacy of hard work and success in a foreign land.

Carlos was deeply proud of his Peruvian heritage and carried it with him throughout his life. He became a proud U.S. citizen in 2015 and later inherited Spanish citizenship in 2024, honoring his journey across cultures and nations. Even while building a life abroad, he remained firmly connected to the traditions, culture, and roots that shaped him. A man of many passions, Carlos loved to travel, explore new cultures, and experience the richness of the world. He brought joy wherever he went with his adventurous spirit and love for life. Among his greatest joys was dancing Marinera, the traditional Peruvian dance that captivated both his heart and talent. He participated in numerous competitions across Peru and the United States, earning admiration for his grace, talent, and vibrant spirit on the dance floor.

Carlos will be remembered not only for his accomplishments but for the way he lived—with warmth, integrity, and compassion. He was a loving and supportive husband to his partner in life, Antonio; a protective and caring brother to Jose, Alfredo, and Rocio; a devoted son to his beloved mother, Rocio; and despite having lost his father Daniel when he was only 12 years old, Carlos always carried him in his heart and kept the most loving memories of him, memories that guided his life and strengthened his spirit. He was also a proud, affectionate, and indulgent uncle who doted on Luciana, Carlitos, Daniel, Joaquin, and Danielito, as well as a joyful grand-uncle to little Gonzalo. His extended family was equally important to him, and he shared strong, loving bonds with his siblings-in-law Rina, Erika, and Dennis, who cherished him deeply. His generous soul left a lasting mark on all who knew him. He was an empowering and encouraging leader at work, a kind and fair boss respected by colleagues. A dedicated and honest employee trusted by his bosses and everyone he worked with. A loyal friend who gave freely of his time, support, and love, and a guiding presence whose positivity uplifted those around him. Carlos leaves behind a legacy of love, resilience, achievement, and joy. His warmth, laughter, and spirit will live forever in the hearts of all who had the privilege of knowing him.

He is survived by his beloved husband, Antonio, his siblings, Jose, Alfredo, and Rocio; his siblings-in-law, Rina, Erika, and Dennis; and his adored niece and nephews, Luciana, Carlitos, Daniel, Joaquín, and Danielito, as well as his treasured grandnephew, Gonzalo. He is reunited in heaven with his parents, Daniel and Rocio, and his grandparents, Carlos & Maruca, and Mario & Elvira, who welcome him into God’s eternal peace.

Carlos’s legacy is one of love shared freely across borders—through family bonds that endure despite distance and time; through friendships strengthened by laughter; through mentorship offered with patience; through dances performed with passion; through meals served with pride, and a life lived with purpose and joy. He will be deeply missed by all who had the privilege of knowing him. May his memory bring comfort to those who loved him and lasting inspiration to all who admired him. HE WILL FOREVER REMAIN IN OUR HEARTS.

SPANISH

Carlos Daniel Nicolás Medrano Murgueytio, de 55 años, falleció el 5 de diciembre de 2025 en Atlanta, Georgia, rodeado del amor y el apoyo de su familia. Nacido el 10 de septiembre de 1970 en Lima, Perú, Carlos fue reconocido por su gran corazón, su naturaleza generosa y su inquebrantable compromiso tanto con sus seres queridos como con su trayectoria profesional. Vivió una vida llena de bondad, resiliencia y alegría, tocando innumerables vidas a lo largo del camino.

Carlos pasó sus primeros años en Chincha, Perú, donde asistió al Colegio Nuestra Señora de Guadalupe para la escuela primaria y, posteriormente, se graduó del Colegio Industrial-JFK. Continuó sus estudios en el Instituto San Ignacio de Loyola (ISIL) en Lima, sentando las bases para un futuro emprendedor marcado por la disciplina, la determinación y una sólida ética de trabajo. En el año 2000, Carlos tomó la valiente decisión de migrar a los Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades. Con dedicación y perseverancia, construyó una distinguida carrera de 25 años en la industria de la restauración. Se unió a La Parrilla Mexican Restaurant, donde su compromiso y liderazgo fueron rápidamente reconocidos. En 2004, fue ascendido a gerente —cargo en el que destacó— y para 2009 había obtenido una sociedad y abrió su propio y exitoso local de La Parrilla en Norcross, GA. Su camino de empleado a propietario refleja su visión, perseverancia, integridad y espíritu emprendedor, convirtiendo su trayectoria en un legado inspirador de trabajo arduo y de éxito en una tierra extranjera.

Carlos se sentía profundamente orgulloso de su herencia peruana y la llevó consigo durante toda su vida. Se convirtió orgullosamente en ciudadano estadounidense en 2015 y, posteriormente, en 2024, heredó la ciudadanía española, honrando su viaje a través de culturas y naciones. Aun mientras construía una vida lejos de su país natal, permaneció firmemente conectado a las tradiciones, la cultura y las raíces que lo habían formado. Hombre de muchas pasiones, Carlos amaba viajar, explorar nuevas culturas y experimentar la riqueza del mundo. Llevaba alegría adondequiera que iba, gracias a su espíritu aventurero y a su amor por la vida. Entre sus mayores alegrías estaba bailar La Marinera, el baile tradicional peruano que cautivó tanto su corazón como su talento. Participó en numerosos concursos en Perú y en los Estados Unidos, ganándose la admiración por su gracia, habilidad y espíritu vibrante en la pista de baile.

Carlos será recordado no solo por sus logros, sino también por la forma en que vivió: con calidez, integridad y compasión. Fue un esposo amoroso y solidario para su compañero de vida, Antonio; un hermano protector y atento para José, Alfredo y Rocío; un hijo devoto a su querida madre, Rocío; y a pesar de haber perdido a su padre Daniel cuando tenía solo 12 años, Carlos lo llevó siempre en el corazón y conservó los mejores y más amorosos recuerdos de él, recuerdos que guiaron su vida y fortalecieron su espíritu. También fue un tío orgulloso, cariñoso y consentidor que adoraba a Luciana, Carlitos, Daniel, Joaquín y Danielito, así como un alegre tío-abuelo para el pequeño Gonzalo. Su familia extendida también fue muy importante para él y compartió fuertes y afectuosos lazos con sus cuñados Rina, Erika y Dennis, quienes lo apreciaban profundamente. Su alma generosa dejó una huella imborrable en todos los que lo conocieron. Fue un líder empoderador y motivador en el trabajo, un jefe justo y amable, respetado por sus colegas, y un empleado dedicado y honesto, en quien confiaban sus superiores y todos los que trabajaron con él. Un amigo leal que entregaba libremente su tiempo, apoyo y cariño, y una presencia guía cuya positividad elevaba a quienes lo rodeaban. Carlos deja un legado de amor, resiliencia, logros y alegría. Su calidez, su risa y su espíritu vivirán para siempre en los corazones de todos quienes tuvieron el privilegio de conocerlo.

Le sobreviven su amado esposo, Antonio; sus hermanos, José, Alfredo y Rocío; sus cuñados, Rina, Erika y Dennis; y sus adorados sobrinos y sobrina, Luciana, Carlitos, Daniel, Joaquín y Danielito, así como su querido sobrino-nieto, Gonzalo. Se reúne en el cielo con sus padres, Daniel y Rocío, y con sus abuelos, Carlos y Maruca, y Mario y Elvira, quienes lo reciben en la paz eterna de Dios.

El legado de Carlos es uno de amor compartido libremente a través de fronteras: mediante lazos familiares que perduran pese a la distancia y el tiempo; amistades fortalecidas con risas; mentoría ofrecida con paciencia; danzas interpretadas con pasión; comidas servidas con orgullo; y una vida vivida con propósito y alegría. Será profundamente extrañado por todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo. Que su recuerdo brinde consuelo a quienes lo amaron e inspiración duradera a quienes lo admiraron. PERMANECERÁ PARA SIEMPRE EN NUESTROS CORAZONES.