Pency Altamirano

In loving memory of Pency Altamirano, who graced our lives with her vibrancy and warmth. Born on October 25, 1939, in Oruro, Bolivia, Pency was a luminous spirit whose life journey will be cherished by all who had the privilege to know her. With a heart as expansive as the mountains of her homeland, she embraced each day with laughter, an infectious joy that brightened even the darkest moments. She had a unique gift for establishing connections with those around her, welcoming everyone into her home and making them part of her family.

An ardent advocate of the Roman Catholic faith, Pency was noted for her steadfast commitment to her beliefs, always finding ways to give insightful life advice that resonated deeply with those who sought her wisdom. Each Christmas, her extensive nativity scene became a testament to her love for tradition and family, serving as a gathering place for those she cherished.

Her kitchen was a sanctuary where the delightful aromas of traditional Bolivian recipes wafted through the air, a tribute to her love for cooking and baking. With every dish she prepared, she not only served meals but shared a piece of her heart and culture. Her grandkids would eagerly gather around her, soaking in not just the delicious food, but the rich stories of their heritage — tales of music, dance, and the vibrant customs that defined their lineage.

As a mother, Pency was fiercely dedicated to her children, Francisco and Silvia, who were forever beneficiaries of her wisdom and life advice. Her strength was further illustrated in the joyful chaos of family gatherings where her legacy continued to grow through her grandchildren, Ryan, Brandon, Antonio, and Cristian, alongside her adorable great-grandchildren, Benjamin and River Cole. Each of them carries a spark of her spirit, a living testament to her love.

Pency is survived by her children, grandchildren, and great-grandchildren, along with her beloved sister, Maluza, nephews, nieces, grand nephew/nieces and great-grandnephews/nieces and extended family of cherished friends from far and wide. She will be dearly missed, yet her essence will remain woven into the very fabric of our lives.

Pency Altamirano was preceded in death by her husband, Victor Altamirano, who joined her once again after a long journey of love and partnership. Their bond transcended the realms of life's challenges, and she will forever hold him close in her heart as she embarks on this new journey.

Family and friends are invited to attend Pency’s Funeral Service, to be held at St. Anthony of Padua Roman Catholic Church in Falls Church, Virginia, on July 28, 2025. The service will commence at 2:00 PM, offering a moment to celebrate a life beautifully lived, honoring a woman who cherished existence in all its colorful hues.

En memoria de Pency Altamirano, quien nos llenó de su vitalidad y calidez. Nacida el 25 de octubre de 1939 en Oruro, Bolivia, Pency fue un espíritu luminoso, cuya trayectoria vital será recordada con cariño por todos los que tuvieron el privilegio de conocerla. Con un corazón tan grande como las montañas de su tierra natal, disfrutaba cada día con risas, una alegría contagiosa que iluminaba incluso los momentos más oscuros. Poseía un don único para conectar con quienes la rodeaban, acogiendo a todos en su hogar y haciéndolos parte de su familia.

Ferviente defensora de la fe católica, Pency se destacó por su firme compromiso con sus creencias, encontrando siempre la manera de brindar consejos perspicaces que conectaron profundamente con quienes buscaban su sabiduría. Cada Navidad, su extenso pesebre se convertía en un testimonio de su amor por la tradición y la familia, sirviendo como lugar de encuentro para sus seres queridos.

Su cocina era un santuario donde los deliciosos aromas de las recetas tradicionales bolivianas se extendían por el aire, un tributo a su amor por la cocina y la repostería. Con cada plato que preparaba, no solo servía comidas, sino que compartía un trocito de su corazón y cultura. Sus nietos se reunían con entusiasmo a su alrededor, disfrutando no solo de la deliciosa comida, sino también de las ricas historias de su herencia: relatos de música, danza y las vibrantes costumbres que definían su linaje.

Como madre, Pency se dedicó con fervor a sus hijos, Francisco y Silvia, quienes siempre se beneficiaron de su sabiduría y consejos de vida. Su fortaleza se ilustró aún más en el alegre caos de las reuniones familiares, donde su legado continuó creciendo a través de sus nietos, Ryan, Brandon, Antonio y Cristian, junto con sus adorables bisnietos, Benjamin y River Cole. Cada uno de ellos lleva una chispa de su espíritu, un testimonio viviente de su amor.

A Pency le sobreviven sus hijos, nietos y bisnietos, junto con su querida hermana, Maluza, sus sobrinos, sobrinas, sobrinos nietos y bisnietos, y su extensa familia de queridos amigos de todas partes. La extrañaremos profundamente, pero su esencia permanecerá inseparable de nuestras vidas.

A Pency Altamirano le precedió en la muerte su esposo, Víctor Altamirano, quien se unió a ella una vez más después de un largo camino de amor y compañerismo. Su vínculo trascendió los desafíos de la vida, y ella lo llevará siempre cerca de su corazón al embarcarse en este nuevo viaje.

Se invita a familiares y amigos al funeral de Pency, que se llevará a cabo en la Iglesia Católica Romana de San Antonio de Padua en Falls Church, Virginia, el 28 de julio de 2025. El servicio comenzará a las 2:00 p. m. y ofrecerá un momento para celebrar una vida bellamente vivida, en honor a una mujer que atesoró la existencia en todos sus coloridos matices.