Raul S. Baez

Raul S. Baez, a cherished soul whose warmth and kindness touched the lives of many, passed away peacefully on November 2, 2025, in Moreno Valley, California. Born on November 24, 1955, in the vibrant city of Veracruz, Mexico, Raul carried the spirit of his homeland in his heart throughout his life.

Raul's journey led him to the love of his life, Maria Consuelo Torres. He was blessed with two biological daughters, Melissa and Vanesa, and two step-daughters, Betzaida and Gabriela Salazar. The family tree flourished with the addition of ten grandchildren and seven great-grandchildren, each of whom held a special place in Raul's heart and were his pride and joy. His legacy extends through his siblings - three sisters and five brothers - who remember him fondly for his unending support and camaraderie.

Raul was the kind of man who made every room feel lighter. He loved to laugh, tell jokes, and bring people together - usually with a Natural Light beer in hand and a Dodgers game playing in the background. If you knew Raul, you knew he loved having a good time. His humor, his music, and his easygoing nature created memories that those around him will forever cherish.

Though he enjoyed joking around, Raul also knew when to be firm, especially with the kids as they grew up. His seriousness came from a place of love - a genuine desire to help guide his children, grandchildren, and great-grandchildren into becoming strong and good-hearted individuals. In his own way, he shaped the generations that followed him.

He shared his love of rock and roll, his passion for baseball, and the simple joy of being surrounded by family, friends, and his beloved dogs. Whether he was fixing something around the house, sharing a drink on a warm evening, or cheering for the Dodgers in his favorite cap, Raul lived life with a full heart. He found happiness in the everyday moments - good company, good music, and the presence of the people he loved.

As we say goodbye, we hold on tightly to the sound of his laughter, the joy he brought into ordinary days, and the love he gave so freely. His presence was a blessing, and his memory will continue to live on in every story told, every joke shared, and every baseball game watched in his honor.

Rest in peace, Raul S. Baez. Your spirit, your laughter, and your love will forever stay with.

Raúl S. Báez, un alma querida cuya calidez y bondad tocaron la vida de muchos, falleció pacíficamente el 2 de noviembre de 2025 en Moreno Valley, California. Nacido el 24 de noviembre de 1955 en la vibrante ciudad de Veracruz, México, Raúl llevó siempre en su corazón el espíritu de su tierra natal.

El camino de Raúl lo llevó al amor de su vida, María Consuelo Torres. Fue bendecido con dos hijas biológicas, Melissa y Vanesa, y dos hijastras, Betzaida y Gabriela Salazar. Su familia creció con la llegada de diez nietos y siete bisnietos, cada uno ocupando un lugar especial en su corazón y siendo motivo de orgullo y alegría. Su legado continúa también a través de sus hermanos. Tres hermanas y cinco hermanos quienes lo recuerdan con cariño por su apoyo incondicional y su compañerismo.

Raúl era el tipo de persona que hacía más ligera cualquier reunión. Le encantaba reír, contar chistes y convivir con los demás, casi siempre con una cerveza Natural Light en la mano y un partido de los Dodgers en la televisión. Quienes lo conocieron saben que disfrutaba cada momento y que amaba pasar un buen rato. Su sentido del humor, su música y su carácter relajado crearon recuerdos que su familia y amigos guardarán por siempre.

Aunque le gustaba bromear, Raúl también sabía ser firme, especialmente mientras los niños crecían. Esa firmeza siempre venía desde el amor un deseo sincero de guiarlos para que fueran respetuosos, fuertes y de buen corazón. A su manera, ayudó a moldear a las generaciones que vinieron después de él.

Compartió su pasión por el rock and roll, su amor por el béisbol y la alegría sencilla de estar rodeado de su familia, amigos y sus queridos perritos. Ya fuera arreglando algo en la casa, compartiendo una bebida en una tarde cálida o aplaudiendo a sus Dodgers con su gorra favorita, Raúl vivió su vida con el corazón lleno. Encontraba felicidad en los momentos simples, buena compañía, buena música y la presencia de quienes más amaba.

Al despedirnos, nos aferramos al sonido de su risa, a la alegría que daba a los días comunes y al amor que compartió tan generosamente. Su presencia fue una bendición, y su memoria vivirá en cada historia contada, en cada chiste compartido y en cada juego de béisbol visto en su honor.

Descansa en paz, Raúl S. Báez. Tu espíritu, tu risa y tu amor permanecerán para siempre con nosotros.