Dolores "Lolita" Sauceda

Dolores “Lolita” Sauceda, 82 of Ocean Springs, passed away on Tuesday, October 14, 2025.

She was born on April 27, 1943 in Mexico to Guadalupe Rivera and Monserrat Villa. She attended Elementary School. She was a great seamstress and loved playing bingo and cooking for her grandchildren.

Dolores was preceded in death by her parents, Guadalupe Rivera and Monserrat Villa; father-in-law, Nati Sauceda; mother-in-law, Maura Sauceda; and siblings, Paula Rivera, Yolanda Rivera, Elisa Cardiel, and Hortencia Sauceda.

She is survived by her loving husband, Ruben Sauceda; five children; ten grandchildren; nine great-grandchildren; and four siblings.

A visitation will be held from 5:00pm until 7:00pm on Thursday, October 16, 2025 at Bradford-O'Keefe Funeral Home, Ocean Springs. A Mass of Christian Burial will be held at 12:00pm on Friday, October 17, 2025 at St. Alphonsus Catholic Church, Ocean Springs. Friends may visit one hour prior. Burial will follow at Crestlawn Memorial Park.

Bradford-O'Keefe Funeral Homes is honored to serve the family of Dolores Sauceda.

Con profundo pesar y corazones llenos de amor anunciamos el fallecimiento de Dolores Sauceda Rivera, quien partió de este mundo el martes 14 de octubre de 2025, a la edad de 82 años, dejando tras de sí una vida de fe, entrega y ejemplo.

Nacida de raíces sencillas pero de alma grande, desde muy joven demostró su devoción a Dios, a su familia y a todos los que tuvieron la fortuna de conocerla. Fue esposa entregada, madre amorosa, abuela protectora y bisabuela orgullosa; una mujer cuya presencia iluminaba los días grises con su sonrisa, sus sabias palabras y su ternura infinita.

Como madre, deja el legado inmenso para sus cinco hijos: Nélida Sauceda, Aracely Sauceda, Rubén Sauceda, Lucía Sauceda y Jesús Javier Sauceda. Cada uno de ellos lleva la huella indeleble de su amor, su fortaleza, su paciencia y sus consejos que hoy se sienten más vivos que nunca.

Como abuela, fue bendecida con diez nietos, quienes la quisieron con fervor y aprendieron en sus regazos lo que significa confiar, respetar y amar sin medidas. Llegó también a ser bisabuela de nueve bisnietos.

Su vida se caracterizó por gestos sencillos que la hicieron extraordinaria. Le encantaba cocinar para su familia, verlo reunido alrededor de su mesa, compartir sabores que llevaban consigo recuerdos de hogar. En la cocina ella trabajaba con el alma, mezclando ingredientes, historias, risas y hasta alguna lágrima que fortalecía las raíces de todos los que estábamos cerca.

También disfrutaba jugar lotería, esa tradición que convocaba a la risa, la charla, la emoción del juego compartido, la espera del número ganador, pero sobre todo la compañía de amigos y familia. Amaba profundamente a sus amigas; con ellas conversaba, reía, lloraba, planeaba días, compartía penas y alegrías.

En la oración encontraba consuelo; en la fe, esperanza.

Su amor por su esposo Rubén Sauceda fue el primer gran compromiso de su vida, un pacto de cariño, apoyo mutuo y compañerismo que perduró en cada decisión, en cada día vivido juntos.

Hoy nos despedimos sabiendo que su partida deja un vacío que nada podrá llenar por completo; pero también con gratitud: por los valores sembrados, por los momentos compartidos, por las enseñanzas que permanecen. A través de cada uno de sus hijos, de sus nietos y bisnietos, su memoria sigue viva, su legado sigue caminando.

Descansa ahora en paz, querida Madre. Que tu luz siga brillando en nosotros, como estrella guía. Que tu ejemplo de amor, bondad y servicio sea faro que sigamos con orgullo y humildad.

Agradecemos a todos los que se han unido en oración, palabras, abrazos y gesto en este momento de despedida. Que el consuelo divino esté con nosotros.