Alicia Rivera

Alicia Rivera, a beacon of love and faith, passed away peacefully in the presence of her family August 17, 2025, at the age of 95 in Hutto, Texas.

Born on April 13, 1930, in Cd. Juarez, Chihuahua, Alicia lived a life that was a testament to her unwavering Catholic faith and her boundless capacity for kindness. Alicia's early years in Cd. Juarez laid the foundation for a life filled with devotion to her family and her faith. Her warmth and loving nature were a comfort to everyone who knew her.

Preceded in death by her beloved son, Roberto Rivera, and her cherished daughter, Bertha Alicia Rivera, Alicia's legacy of love lives on through her family. She is survived by her adoring children: Guadalupe Armida Esparza, Guadalupe Ivonne Medina, Maria Lourdes Tufts, Sergio Arturo Rivera, Mayela Chapman, Martin Gerardo Rivera, and Gustavo Adolfo Rivera. Alicia's spirit will also be carried forward by her 16 grandchildren and 14 great-grandchildren, each of whom she loved deeply and who brought immense joy to her life.

Alicia was a woman of great faith, and it was this faith that guided her through life. She was a pillar of her church, always willing to lend a hand or offer a prayer. Her kind and gentle manner was a comfort to all, and her loving nature will be remembered by everyone who had the privilege of knowing her. In her life,

Alicia demonstrated what it means to live selflessly, always putting the needs of others before her own. Her legacy is one of unconditional love and generosity, and her memory will be cherished by all who were touched by her kindness. In every smile she bestowed, every comforting word she offered, and every act of love she performed, Alicia left an indelible mark on the world.

As we bid farewell to Alicia Rivera, we do so with hearts full of gratitude for the time we were blessed to have her in our lives. Her light will continue to shine brightly through the countless lives she enriched with her faith-filled, loving, and kind presence.

While we mourn her passing, we also celebrate a life well-lived, a life that was a true embodiment of Catholic virtue and love. Alicia Rivera's life was a journey of love, faith, and kindness, and her memory will be forever held in the highest regard by all who had the honor of crossing paths with her.

As she is laid to rest, we take solace in the knowledge that her spirit will continue to guide and inspire us, just as it did throughout her remarkable life.

Obituario de Alicia Rivera

Alicia Rivera, un faro de amor y fe, falleció pacíficamente en presencia de su familia el 17 de Agosto de 2025, a la edad de 95 años en Hutto, Texas.

Nacida el 13 de abril de 1930 en Ciudad Juárez, Chihuahua, Alicia vivió una vida que fue testimonio de su inquebrantable fe católica y su inagotable capacidad de bondad. Sus primeros años en Ciudad Juárez sentaron las bases de una vida llena de devoción a su familia y a su fe. Su calidez y cariño fueron un consuelo para todos los que la conocieron.

Precedida en la muerte por su amado hijo, Roberto Rivera, y su querida hija, Bertha Alicia Rivera, el legado de amor de Alicia perdura en su familia. Le sobreviven sus adorados hijos: Guadalupe Armida Esparza, Guadalupe Ivonne Medina, María Lourdes Tufts, Sergio Arturo Rivera, Mayela Chapman, Martín Gerardo Rivera y Gustavo Adolfo Rivera. El espíritu de Alicia también será llevado por sus 16 nietos y 14 bisnietos, a quienes amó profundamente y quienes le brindaron una inmensa alegría.

Alicia fue una mujer de gran fe, y fue esta fe la que la guió en su vida. Fue un pilar de su iglesia, siempre dispuesta a ayudar o a ofrecer una oración. Su amabilidad y gentileza reconfortaban a todos, y su carácter cariñoso será recordado por todos los que tuvieron el privilegio de conocerla.

Alicia demostró lo que significa vivir desinteresadamente, anteponiendo siempre las necesidades de los demás a las suyas. Su legado es de amor incondicional y generosidad, y su memoria será atesorada por todos aquellos que se sintieron conmovidos por su bondad. Con cada sonrisa que regaló, cada palabra de consuelo que ofreció y cada acto de amor que realizó, Alicia dejó una huella imborrable en el mundo.

Al despedirnos de Alicia Rivera, lo hacemos con el corazón lleno de gratitud por el tiempo que tuvimos la bendición de tenerla en nuestras vidas. Su luz seguirá brillando con fuerza en las innumerables vidas que enriqueció con su presencia llena de fe, amor y bondad.

Mientras lamentamos su fallecimiento, también celebramos una vida plena, una vida que fue una verdadera encarnación de la virtud y el amor católico. La vida de Alicia Rivera fue un camino de amor, fe y bondad, y su memoria siempre será recordada con gran respeto por todos los que tuvieron el honor de compartir su camino.

Nos consuela saber que su espíritu seguirá guiándonos e inspirándonos, tal como lo hizo a lo largo de su extraordinaria vida.