Celine Judith Luna Ordonez

Celine Judith Luna Ordonez, a precious baby girl, was born on August 19, 2025, in Albuquerque, New Mexico. Though her time with us was brief, she made an indelible mark in the hearts of her family and friends during her short journey. Tragically, Celine was born asleep, and while she did not have the chance to embrace the world outside, her spirit will forever be cherished.

Celine was welcomed into this world by her loving parents, Jackie Ordonez and Luis Luna, who held dreams of her future as they anticipated her arrival. She is also survived by her adoring big sister, Sophia Martinez, who will carry the light of her memory as she grows.

In her family, Celine was surrounded by an outpouring of love from her grandparents, Patricia and Jesus Ordonez and Fernando and Yolanda Luna, as well as her great-grandparents, Modesto and Rosenda Rios. Each generation stands united in their grief yet finds comfort in the bond that Celine has gifted them—the connection through shared love that transcends her fleeting presence.

The legacy of Celine extends beyond immediate family; she is embraced by a wide circle of aunts and uncles, each of whom feels the ache of her absence. Cindy Luna, Aylin Rios, Jennifer Luna, Cristian Raya, Michael Luna, Jesus Ordonez, Luis Ordonez, Carla Rios, Efrain Gonzalez, Gerardo Contreras, and Giovani Escamilla will remember her with warmth in their hearts and forever hold her memory close.

She is also survived by cousins Camila, Noah, Emiliano, Leilanie, Adrian, Andy, CJ, Clara, and Miguel, who will remember her as a shining star in their family narrative, a tender reminder of love itself. As her godparents, Cindy and Jose Medina share a unique connection with Celine, promising to nurture her spirit in their lives and the lives of those around them.

Celine joins her great-grandma, Esperanza Nolasco, and great-aunt, Clara Cepeda in eternal rest—three souls intertwined, reminding us that love knows no bounds, not even death.

Though her time was brief, Celine Judith Luna Ordonez will be remembered as a symbol of hope and love, forever living on in the hearts of those who were lucky enough to know her. The profound impact she made in her family’s lives will resonate through the years, reminding all of the beauty that life holds, no matter how short or fleeting.

Celine Judith Luna Ordonez, una preciosa niña, nació el 19 de agosto de 2025 en Albuquerque, Nuevo México. Aunque su tiempo con nosotros fue breve, dejó una huella indeleble en los corazones de su familia y amigos durante su corta travesía. Trágicamente, Celine nació en un sueño profundo, y aunque no tuvo la oportunidad de abrazar el mundo exterior, su espíritu será siempre atesorado.

Celine fue recibida en este mundo por sus amorosos padres, Jackie Ordonez y Luis Luna, quienes sostuvieron sueños de su futuro mientras anticipaban su llegada. También es sobrevivida por su adorada hermana mayor, Sophia Martinez, quien llevará la luz de su memoria a medida que crezca.

En su familia, Celine estuvo rodeada de un torrente de amor de parte de sus abuelos, Patricia y Jesús Ordonez, y Fernando y Yolanda Luna, así como de sus bisabuelos, Modesto y Rosenda Rios. Cada generación se une en su dolor, pero encuentra consuelo en el vínculo que Celine les ha regalado: la conexión a través del amor compartido que trasciende su presencia efímera.

El legado de Celine se extiende más allá de la familia inmediata; es abrazada por un amplio círculo de tíos y tías, cada uno de los cuales siente la falta que deja su ausencia. Cindy Luna, Aylin Rios, Jennifer Luna, Cristian Raya, Michael Luna, Jesús Ordonez, Luis Ordonez, Carla Rios, Efrain Gonzalez, Gerardo Contreras y Giovani Escamilla la recordarán con calidez en sus corazones y siempre mantendrán su memoria cerca.

También es sobrevivida por primos Camila, Noah, Emiliano, Leilanie, Adrian, Andy, CJ, Clara y Miguel, quienes la recordarán como una estrella brillante en la narrativa de su familia, un tierno recordatorio del amor en sí mismo. Como sus padrinos, Cindy y José Medina comparten una conexión única con Celine, prometiendo nutrir su espíritu en sus vidas y en la de quienes los rodean.

Celine se une a su bisabuela, Esperanza Nolasco, y a su tía abuela, Clara Cepeda, en un descanso eterno—tres almas entrelazadas, recordándonos que el amor no conoce límites, ni siquiera la muerte.

Aunque su tiempo fue efímero, Celine Judith Luna Ordonez será recordada como un símbolo de esperanza y amor, viviendo para siempre en los corazones de aquellos que tuvieron la suerte de conocerla. El profundo impacto que causó en las vidas de su familia resonará a lo largo de los años, recordando a todos la belleza que la vida alberga, sin importar cuán corta o fugaz sea.