Maria Isabel Ramos Huerta

Maria Isabel Ramos Huerta, lovingly known as Isabel, passed away peacefully on December 30, 2024, in her home, surrounded by her devoted family, after a long and courageous battle with Alzheimer's disease. She was 83 years old. Born on January 8, 1942, in Zapopan, Jalisco, Mexico, Isabel lived a life defined by faith, family, friends and resilience.
In the late 1960s, Isabel and her beloved husband, Urbano Huerta Mendez, embarked on a journey of hope and opportunity, moving to the United States to build a future for their family. Settling into their new life, Isabel devoted herself wholeheartedly to her role as a homemaker. Her warmth and care created a home filled with love, laughter, and cherished memories. Urbano preceded her in death in 2010, leaving a legacy of love that Isabel carried forward.
A devout Catholic, Isabel's faith was the cornerstone of her life. She found joy and solace in her connection to the church and carried its teachings in her heart, living a life of kindness, compassion, and devotion. Isabel also found delight in music and cherished the voices of Elvis Presley and Pedro Infante, whose songs often filled her home and brought her happiness.
Isabel was a gregarious and social person who had a gift for connecting with others. Whether chatting with friends or reaching out to those who didn't share her language, she formed bonds wherever she went. Community was deeply important to Isabel, and she cultivated a wide circle of friends who became like family. Her warm and welcoming nature left a lasting impression on everyone she met, creating a legacy of love that extended far beyond her own family.
Isabel's greatest pride and joy were her family. She is survived by her five devoted daughters, who carry forward her legacy of strength and compassion. She also leaves behind her 21 grandchildren, 27 great-grandchildren, and 7 great-great grandchildren who were the light of her life and a source of endless joy. Isabel's love, wisdom, and nurturing spirit touched the hearts of all who knew her.
María Isabel Ramos Huerta, cariñosamente conocida como Isabel, falleció pacíficamente el 30 de diciembre de 2024, en su casa, rodeada de su devota familia, luego de una larga y valiente batalla contra la enfermedad de Alzheimer. Tenía 83 años. Nacida el 8 de enero de 1942 en Zapopan, Jalisco, México, Isabel vivió una vida definida por la fe, la familia, los amigos y la resiliencia.
A finales de la década de 1960, Isabel y su amado esposo, Urbano Huerta Méndez, se embarcaron en un viaje de esperanza y oportunidades y se mudaron a los Estados Unidos para construir un futuro para su familia. Instalándose en su nueva vida, Isabel se dedicó de todo corazón a su rol de ama de casa. Su calidez y cuidado crearon un hogar lleno de amor, risas y recuerdos preciados. Urbano la precedió en su muerte en 2010, dejando un legado de amor que Isabel llevó adelante.
Católica devota, la fe de Isabel fue la piedra angular de su vida. Encontró alegría y consuelo en su conexión con la iglesia y llevó sus enseñanzas en su corazón, viviendo una vida de bondad, compasión y devoción. Isabel también disfrutaba de la música y apreciaba las voces de Elvis Presley y Pedro Infante, cuyas canciones a menudo llenaban su hogar y le traían felicidad.
Isabel era una persona sociable y sociable que tenía un don para conectarse con los demás. Ya sea charlando con amigos o contactando a aquellos que no compartían su idioma, formó vínculos donde quiera que fuera. La comunidad era muy importante para Isabel y cultivó un amplio círculo de amigos que se convirtieron en su familia. Su naturaleza cálida y acogedora dejó una impresión duradera en todos los que conoció, creando un legado de amor que se extendió mucho más allá de su propia familia.
El mayor orgullo y alegría de Isabel era su familia. Le sobreviven sus cinco devotas hijas, quienes continúan con su legado de fuerza y compasión. También deja atrás a sus 21 nietos, 27 bisnietos y 7 tataranietos que fueron la luz de su vida y una fuente de alegría infinita. El amor, la sabiduría y el espíritu cariñoso de Isabel tocaron los corazones de todos los que la conocieron.
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